La venerada Nuestra Señora de África, Patrona de Ceuta, es una figura cuya presencia histórica se remonta a tiempos antiguos. Durante la conquista portuguesa de Ceuta en 1415, se instauró el cristianismo como religión mayoritaria. Fue entonces cuando el rey Juan I de Portugal envió a Ceuta la imagen de una virgen, Santa María de África, para que fuera venerada y la nombrasen bajo la advocación de Santa María de África.
Títulos de honor
Hoy en día, Nuestra Señora de África ostenta varios títulos, destacando los de Patrona y Alcaldesa Perpetua de la Ciudad, lo que subraya su influencia más allá de lo religioso, desempeñando un papel central en la identidad de la comunidad ceutí.
La imagen centenaria
La representación de la Virgen María en forma de una escultura gótica del siglo XV es una obra de arte de procedencia centroeuropa. En ella, encontramos a la Virgen entronizada, con su mirada dirigida hacia el cuerpo de su hijo, Jesucristo. La expresión de la Virgen denota un profundo sufrimiento, acentuado por la tristeza en sus ojos. Es una obra que trasciende lo meramente religioso, destacándose por su belleza y emotividad.
El bastón de mando
En un hecho histórico, el “aleo,” una rama de acebuche, se convirtió en el símbolo de autoridad y poder en manos de los Comandantes Generales de Ceuta. La tradición cuenta que, en 1415, el rey de Portugal, Juan I, enfrentó dificultades para encontrar un gobernador adecuado para la recién conquistada Ceuta. En ese momento, D. Pedro de Meneses se presentó ante el rey con un “aleo” y proclamó: “con este palo me basto para defender a Ceuta de todos sus enemigos”. A partir de entonces, el “aleo” se erige como un emblema de poder y autoridad en la ciudad.
La hermandad de la patrona de Ceuta
Con la llegada de la imagen de la Virgen a Ceuta, la devoción por ella se extendió rápidamente. Se dice que la Virgen protegió a las tropas de la ciudad y, posteriormente, se encomendó su cuidado a la orden de los Caballeros de Cristo. Actualmente, su hermandad se compone de tres secciones: los Caballeros, las Damas y la Corte de Infantes, que se agrupan en una sola cofradía, encargada del mantenimiento del culto a la sagrada imagen.
El santuario
Enrique “El Navegante” ordenó la construcción de un santuario en 1425, que comenzó siendo una pequeña ermita. Con los años, ha ido reformándose hasta convertirse en el hermoso templo actual, situado en la plaza de Nuestra Señora de África. El edificio en su forma es barroco y de planta rectangular con tres naves, siendo más ancha y alta la central, a la que se adosa la cabecera, compuesta por la capilla mayor y dos colaterales. A esta se unen la sacristía y otras dependencias del templo. El aspecto actual de la fachada se debe a las obras de restauración que se realizaron en 2002.
En el interior, hay que destacar el retablo barroco situado en la Capilla Mayor y ejecutado en madera tallada y dorada. Fue costeado por el obispo Don Martín de Barcia en torno al 1752 y ocupa todo el frente, con una estructura formada por un banco y un cuerpo dividido en tres calles y ático. El retablo está presidido por la imagen de Nuestra Señora de África, que corresponde al modelo de Virgen de la Piedad. Es una figura de proporciones largas y delgadas, en situación de velo habitual y ocultando el cabello de la Virgen, para producir efecto de pena y ancianidad. La imagen está tallada en un solo bloque de madera, excepto la cabeza del Cristo y la mano izquierda de la Virgen. La parte trasera de la imagen de la Virgen está hueca, tal y como se acostumbraba a hacer en las imágenes destinadas a ubicarse en altares o retablos.
Leyendas, milagros y fiestas
Son muchas las leyendas que se asocian a la imagen de Santa María de África, algunas de ellas relacionadas con su aparición y otras con la intercesión que el pueblo de Ceuta le ha solicitado a la imagen en multitud de ocasiones, como fue la protección que la Sagrada Imagen ejerció sobre Ceuta ante la epidemia de peste de 1651 o ante los asedios a la ciudad.
En los primeros días de agosto, cada año se celebran en su honor las fiestas patronales. La Novena a Nuestra Señora de África se realiza desde el 26 de julio al 3 de agosto, quedando reservado el día 4 para una multitudinaria y espectacular ofrenda de flores y el día 5 para un Pontifical en su honor y su procesión. La devoción a Nuestra Señora de África es un pilar fundamental en la vida de Ceuta, y sus festividades son una muestra de la profunda conexión que existe entre la ciudad y su Patrona.
Renovación del voto de gracias
Cada nueve de febrero, la ciudad de Ceuta renueva su agradecimiento a Nuestra Señora de África por su protección. Esta tradición se remonta a 1651, cuando el Gobernador de la Ciudad, D. Juan Suárez de Alarcón y Melo, agradeció a la Virgen por su intercesión en la protección de Ceuta contra una epidemia de peste. A lo largo de la historia, este Voto de Gracias se ha renovado en múltiples ocasiones, marcando un fuerte vínculo entre la ciudad y su Patrona.
Himno a nuestra señora de África
Patrona suya Ceuta te aclama,
Madre te llama nuestro clamor…
Patrona y Madre, nombres benditos
que están escritos en nuestro amor,
que están escritos en nuestro amor.
Pues en el alma de tu pueblo vives,
Ceuta te aclama por Patrona y Madre
y en el ardor de su valiente grito,
mil dones, a una voz, quiere ofrendarte.
Nubes y fuego de esta tierra ardiente,
firmeza y soplo de española sangre,
ardor de sol que las arenas quema
y luz de luna que las flores lame.
Patrona suya Ceuta te aclama,
Madre te llama nuestro clamor…
Patrona y Madre, nombres benditos
que están escritos en nuestro amor,
que están escritos en nuestro amor.
Letra: Justiniano Rodríguez
Música: Francisco Servat
Mosaico conmemorativo
Para honrar el 600º aniversario de la llegada de la Virgen de África a Ceuta, se erigió un mosaico en su honor. Ubicado en la fachada lateral del Santuario de Nuestra Señora de África, este mosaico es un testimonio de la historia y la devoción que rodea a la Patrona de Ceuta.
Nuestra Señora de África es mucho más que una figura religiosa; es una parte integral de la vida y la historia de Ceuta, un símbolo de identidad y devoción que une a la comunidad en torno a su Protectora y Símbolo. Su legado perdura a lo largo de los siglos, marcando un profundo vínculo entre la ciudad y su Patrona.
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